¿Cómo
se creia un consejo pastoral eficaz en la parroquia?
Por Mark F. Fischer, Seminario de San Juan,
Camarillo
Día de formación en la región de Santa Bárbara
Patrocinado por la oficina de la implementación del sínodo Arquidiócesis de Los Angeles
Sábado, 10 de marzo, 2007, 8:30 AM
Santa Clara High School, 2121 Saviers Road, Oxnard, California
Déjenme comenzar
con una palabra de gracias a la señora María Elena Uribe y al
diácono David Estrada de la oficina de la implementación del sínodo.
Ellos han sido buenos amigos desde hace muchos años. Estoy agradecido
a ellos por esta oportunidad de compartir mis ideas con Ustedes, los líderes
hispanohablantes y los consejeros de la Arquidiócesis de Los Ángeles.
Mi tema para hoy es la creación de consejos pastorales eficaces en la
parroquia. Estimo mucho esos consejos, porque son instrumentos de sabiduría.
Si queremos que nuestras parroquias tomen decisiones
sabias, debemos cultivar estos consejos pastorales. Para hacer consejos pastorales
eficaces, tenemos que saber lo que los consejos son en realidad. Tengo una definición
muy simple. El consejo pastoral, digo, es un grupo de feligreses representativos
a los que el párroco consulta para alcanzar tres propósitos. Primero,
el párroco solicita que el consejo estudie o investigue un aspecto de
la situación pastoral. Segundo, él pide que los consejeros reflexionen
sobre lo que han estudiado. Finalmente, él les invita a que lleguen a
una conclusión, y que la presenten en forma de recomendaciones. Ése
es el triple deber del consejo pastoral - estudiar, reflexionar y recomendar.
Esto se llama planeamiento pastoral.
Propósito
A este punto, algunos de Ustedes desearán plantear una pregunta. Ustedes
me dirán, “mi consejo hace más que el plan pastoral. ¿Por
qué dice el Sr. Fischer que el deber principal del consejo es investigar,
reflexionar, y hacer recomendaciones?” Esta es una buena pregunta. En
la experiencia de mucha gente, los consejos hacen más que el planeamiento
pastoral. Muchos dicen que el estudio, la reflexión, y la recomendación
meramente comienzan a describir el trabajo del consejo pastoral.
Ahora yo tengo una pregunta. Quisiera que levanten las manos todos los que formen
parte de un consejo. Sospecho que Ustedes han hecho mucho más que el
trabajo del plan pastoral. Frecuentemente, pregunto a los consejos, ¿Qué
hacen? Ellos me dicen que coordinan los comités y los grupos de la parroquia,
que organizan acontecimientos de la parroquia, y que realizan varios trabajos
que el párroco les pide. De hecho, un libro que conozco (escrito por
un conocido mío) dice que el consejo parroquial tiene siete características,
diez funciones, y catorce propósitos. Desde este punto de vista, el consejo
indica la dirección pastoral, invita al diálogo, examina las necesidades
de la parroquia, anima a feligreses talentosos y administra los recursos de
la parroquia. ¡Una larga lista de deberes! Va mucho más allá
del plan pastoral.
Recuerden, sin embargo, que mi asunto es la creación de consejos pastorales
eficaces. Un consejo no puede ser eficaz en todo. Normalmente se reúne
solamente una vez al mes. En esa breve reunión, los consejeros tienen
que concentrar sus energías. Tienen que enfocarse en lo esencial. Y en
los documentos oficiales de la Iglesia, el consejo pastoral tiene un triple
propósito. El consejo estudia la situación pastoral, reflexiona
sobre ella, y recomienda sus conclusiones al pastor. Ésta es su esencia.
El párroco
Permítanme por favor que diga algunas palabras sobre el párroco.
Nuestro asunto de hoy es la creación de consejos pastorales eficaces.
Los consejos existen porque los párrocos los consultan. Los párrocos
piden que los consejeros estudien, que reflexionen, y que saquen conclusiones.
De esa manera, el consejo es eficaz. El tiene un buen efecto cuando sus recomendaciones
son tan sabias, tan prudentes, tan bien consideradas, que el párroco
las acepta con alegría. El consejo tiene éxito cuando sus conclusiones
se convierten en las conclusiones del párroco. Este tipo de éxito
lleva a la relación dinámica que debe existir entre el consejo
y el párroco.
El obispo le ha confiado la parroquia al párroco. Él es el representante
legal de la parroquia. Solamente él puede tomar decisiones en favor de
la parroquia. Él no necesita el consentimiento del consejo pastoral para
tomar una decisión. Pero el párroco sabio desea consultar a su
gente. Él tiene la responsabilidad de tomar decisiones en su favor. Él
quisiera que esas decisiones fueran buenas. La sabiduría de sus decisiones
depende de su conocimiento de la comunidad. Él necesita conocer a sus
feligreses. Las buenas decisiones del párroco ayudan a la comunidad a
extender el cuerpo de Cristo. El párroco consulta al consejo porque él
desea ser el buen pastor.
Entendiendo el papel del párroco, podemos entender mejor el papel del
consejo. El párroco, como Sócrates en los diálogos de Platón,
sabe que él no sabe todo. Él viene al consejo con la expectativa
de que el consejo pueda ayudarle. Puede ayudarle de tres maneras, es decir,
estudiando, reflexionando, y haciendo recomendaciones. Si las recomendaciones
son sabias, él las aceptará. Si no son sabias, él no las
aceptará - y debemos alegrarnos de que él no las acepte. No quisiéramos
que los párrocos siguieran malos consejos.
¿Cómo se aseguran los consejeros de que el párroco aceptará
sus recomendaciones? Deben ser consejeros excelentes. Los consejeros excelentes
son “representantes” en un sentido particular. Ellos “hacen
presente” la sabiduría de la comunidad. Intentan entender lo que
pregunta el párroco. Estudian la situación pastoral a fondo. Reflexionan
sobre ella profundamente. Alcanzan las conclusiones que expresan la fe cristiana
de la comunidad. Si realizan este trabajo bien, sería absurdo que los
párrocos rechazaran su consejo.
Detengámonos brevemente por algunos momentos. He definido al consejo
pastoral como un grupo representativo con un propósito triple. Los pastores
consultan a los consejos porque buscan la sabiduría de sus miembros.
Tengo una pregunta. ¿Ustedes entienden el ministerio de consejos pastorales
de esta manera? Los invito a que discutan esta pregunta por algunos momentos
con la persona que está sentada al lado de Ustedes. ¿Los consultan
sus pastores de esta manera, pidiendo que Ustedes estudien, que reflexionen
y que hagan recomendaciones? Por favor, dialoguen sobre esta pregunta.
Planificadores, no ejecutores
Al escuchar sus comentarios, observo dos preocupaciones, preocupaciones con
la identidad del consejo pastoral como grupo que planea. Antes dije que el consejo
no ejecute sus recomendaciones por sí mismo. Una preocupación
que Ustedes han expresado trata sobre quién realizará el trabajo,
el trabajo diferente del trabajo del planeamiento pastoral. Ahora, muchos consejos
hacen este trabajo, un trabajo que puedo llamar “subordinado” al
trabajo propio del consejo. Y Ustedes me preguntarán: ¿Si el consejo
planea simplemente, y no pone sus planes en ejecución, quién los
realizará? Ésta es su primera preocupación.
Ustedes expresaron una segunda preocupación relacionada con la primera.
¿Si el consejo planea simplemente, eso no limita su eficacia? ¿Eso
no confina los esfuerzos del consejo pastoral al ámbito de la imaginación?
¿Debemos hablar sobre el consejo en las palabras del profeta Joel, “sus
ancianos tendrán sueños, y sus jóvenes, visiones”?
¿El trabajo del consejo pastoral se reduce a sueños y visiones?
Déjenme comenzar con la primera preocupación, la preocupación
por el otro trabajo (aparte del trabajo del planeamiento pastoral) que hacen
muchos consejos. En la vida ordinaria de los consejos, los párrocos piden
frecuentemente que los miembros ejecuten los planes que recomiendan. Si el consejo
recomienda la venta de dulces para aumentar el dinero, la invitación
a un educador de catequesis, o la necesidad de chaperones en una reunión
de las jóvenes, los pastores dicen usualmente, “Gracias por su
excelente recomendación. Me gusta mucho. ¿Podrían Ustedes,
los consejeros, ocuparse de esto?”
Esto es común. Ya lo conocemos. Pero debo decir esto: cuando los miembros
del consejo realizan las recomendaciones que el mismo consejo hace, ellos ya
no trabajan como consejeros. Trabajan como voluntarios bajo la dirección
del párroco. Han cambiado su papel. Y si descubren que trabajan en exceso,
y son incapaces de lograr su tarea principal de estudio, de reflexión
y de logro de las conclusiones, sólo Ustedes tienen la culpa.
Una de las tareas más importantes de un grupo de planeamiento pastoral
es identificar a los feligreses que puedan realizar nuevas recomendaciones y
aceptar nuevas responsabilidades. Si solo el consejo pone en ejecución
lo que recomienda, no atrae a nueva gente al ministerio de la iglesia.
Déjenme decir una palabra sobre nuestra segunda preocupación,
la preocupación por la eficacia. Muchos de nosotros tememos que, si nos
definimos solo como planificadores pastorales (y no como ejecutores), tendremos
un papel inconsecuente. Seremos meramente soñadores y visionarios.
No estoy de acuerdo. El planeamiento pastoral es trabajo de investigación,
de reflexión, y de recomendación. Está muy lejos de ser
abstracto e inconsecuente. Sin la investigación y el estudio, nuestro
conocimiento de la parroquia es vago e impresionista. Sin la reflexión,
nuestro conocimiento de la parroquia es superficial y sin profundidad espiritual.
Sin la investigación y la reflexión, nuestras recomendaciones
serán triviales. La investigación y la reflexión nos conducen
a un conocimiento más profundo de la realidad pastoral. Sobre nuestra
realidad, pidamos la luz de Cristo.
Cuando hablo sobre la luz de Cristo, quiero decir que buscamos un conocimiento
que es más que pragmático. Este conocimiento tiende a ser más
que una tarea. Tiende a edificar a la comunidad. El consejo pastoral no propone
simplemente una meta, un sueño, o una visión. También identifica
los medios con los cuales se puede alcanzar la meta. Estos incluyen una investigación
sobre cómo atraer a los feligreses, los feligreses que pueden ayudar
a alcanzar la meta.
En resumen, el párroco consulta porque él desea recibir la sabiduría
del consejo. Los consejeros investigan, reflexionan y recomiendan porque desean
una comunidad construida sobre el fundamento de Cristo. Debe quedar claro, que
la función del los consejeros no es legislar. Ellos saben que, si hacen
su tarea bien, persuadirán al párroco. Él pondrá
sus planes en acción.
Mis palabras sobre la relación entre el párroco y el consejo reflejan
los documentos oficiales de la Iglesia. Creo que una relación que consiste
en consultar es la relación que la Iglesia espera entre los consejos
y sus líderes. Pienso lo mismo, en el caso de que el líder no
sea un párroco sino un director no ordenado de la vida de la parroquia.
Esta relación consultiva resultará en consejos más eficaces,
es decir, más centrados en su tarea esencial. Pero la relación
del párroco con su consejo no puede ser lo que Ustedes han experimentado.
Por eso, tengo una nueva pregunta por su consideración durante nuestro
día de formación hoy: ¿qué ayudaría a su
consejo a establecer una mejor relación - la relación que la iglesia
desea - entre Ustedes y su párroco? Hablo de la relación entre
el consultor y los que son consultados.
Espiritualidad
Resumamos lo que hemos dialogado hoy. Hemos dicho que los consejos pastorales
tienen un propósito específico. Investigan, reflexionan y hacen
recomendaciones. Sí, es cierto que los consejos hacen mucho más
que estas tres cosas. Pero estas tres cosas son los más importantes.
Cuando los consejeros ponen sus recomendaciones en ejecución, cambian
su papel. No solamente trabajan como un consejo, sino que se ofrecen voluntariamente
a trabajar bajo la supervisión de los pastores.
También discutimos la relación dinámica entre los párrocos
y los consejeros. Él consulta porque él desea recibir los consejos
sabios de su gente. Él desea tomar buenas decisiones. Los consejeros,
por su parte, se ponen a su servicio. Los consejeros quisieran que sus decisiones
fueran basadas en un conocimiento verdadero de la comunidad que representan.
Ellos representan la comunidad de una manera específica, haciendo uso
de su sentido común.
Déjenme decir una palabra final sobre la espiritualidad del consejo.
En el pasado, puede ser que hayamos medido la espiritualidad de los consejos
con el tiempo que dedicaban a la oración. Pero propongo algo diferente.
Propongo que la espiritualidad del consejo dependa de la manera en que logra
su triple responsabilidad, la responsabilidad del estudio, de la reflexión
y del consenso.
Cada feligrés ora. Ésta es una parte de la vida de cada cristiano,
y no es exclusiva del consejo pastoral de la parroquia. Solamente el consejo,
sin embargo, tiene el deber espiritual e intelectual de investigar la realidad
de la parroquia, de analizarla y de intentar alcanzar una conclusión
sobre ella. ¿Realizamos en la actualidad este trabajo que la Iglesia
pide de nosotros?
Cuando estudiamos un cierto aspecto de la situación pastoral, no lo estudiamos
para aprobar un examen. Estudiamos porque deseamos acercarnos a la verdad de
la comunidad cristiana. Queremos conocerla completamente. Buscamos entenderla
totalmente, de modo que podamos decir: “Conocemos al cuerpo de Cristo.
Conocemos su cabeza y miembros y torso. Hemos visto su cara.”
Después de nuestra investigación de la realidad pastoral, dialogamos
como consejeros sobre lo que hemos estudiado. No estamos satisfechos con una
lista seca de hechos. Deseamos entenderlos. Queremos saber su significado. Sabemos
que, dentro del cuerpo de Cristo, descubriremos la mente de Cristo. Encontraremos
la palabra de Dios en las palabras humanas de mis hermanos y hermanas.
Finalmente, deseamos alcanzar una conclusión. Queremos encontrar una
manera de expresar lo que todos sabemos – es decir, que Dios nos ha llamado
a todos juntos. Dios nos ha formado como un pueblo. Dios nos ha dado una mente
para la investigación y una conciencia perceptiva. Cuando alcanzamos
una conclusión juntos, podemos estar seguros de que Dios está
con nosotros. Podemos estar seguros de que nuestra recomendación al párroco
es sabia y correcta.
Ésta es nuestra tarea como miembros del
consejo pastoral. Es una tarea intelectual y espiritual de búsqueda de
sabiduría y prudencia. Es nuestra espiritualidad. Esta es la espiritualidad
de Jesucristo.
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